jueves, 10 de noviembre de 2011

Yo, la virtuosa

Iba caminando hacia mi destino. Todos me observaban, era el centro de atención (cosa que ya no detesto.) Tenia mi nerviosa mirada en dirección al precipicio. Estaba tensa, me miraban de todas formas; con morbo, picardía, con celos y recelos; con vanidad. Uno que otro deseoso -no tenían valor- de que me lanzaran una manzana, o un melón, o una cierra eléctrica encendida; o que me cayera un rayo, o que me fuera volando al país del nunca jamas.

Mi mamá siempre le tuvo miedo a los infortunios de la vida. Del trabajo.
''Nunca te tambalees'' ese era el lema de su vida. Siempre le temió al fracaso. Tambalear era fracasar, y nunca lo hizo. Creo. Siempre fue una mujer disciplinada, organizada y muy segura de todo. Una puta.
Me crió para que fuera una triunfadora, una virtuosa. Bella. Para que me escribieran versos y sonetos; para que se me hicieran monumentos; y guiones inspirados en algún peinado que me habría hecho algún apuesto chico llamado maría, o en alguna tarada frase que habría dicho por que no me gustaría el color de la camisa que tendría puesta algún fulano. Quería que fuera la musa de los promiscuos y decadentes artistas de moda.

Pero no mamá, no había logrado eso hasta ahora mamá, hasta casi llegar al precipicio. Me tambaleé y caí. Caí. Caí cómplices lectores, caí mamá, me caí mientras desfilaba en la pasarela de moda. Me levanté aturdida, sudorosa, con las rodillas sangrantes (tan tiernas que se ven sangrando por chorro) y mi tobillo dislocado, ¿y saben qué paso? ¿Mamá? ¿Señores lectores? ¿Señores artistas? ¿Alguien? ¿Nadie? ¿se dan? Pues me dieron una ovación de pie, gritaron mi ex-desconocido nombre por mas de tres minutos, unos bailaban con unas acrobacias impresionante, otros escupían fuego por la boca, otros andaban a caballo, todo un suceso.

Triunfé mamá, triunfé señores lectores, triunfé señores artista. Soy todo una mujer virtuosa. Aplausos para mí. Gracias, gracias, le agradezco mucho su apoyo.

Mamá lo qué creías que era el fracaso resultó ser la victoria. Me levanté, me convertí en una heroína ¡¿heroína?! (Eso explica por qué son tan adictos y adictas a mí) por qué me caí.

Hay incontables monumentos dedicados a mí, el 70% de las películas -para mozalbetes la mayoría- tienen alguna alusión a mí, soy la musa de los músicos y escritores – muy charlatanes por cierto-. Me declararon patrimonio a la humanidad.

Le dedico esta victoria a los señores lectores, y señores artistas, y a mi perrito, y a mi mamá. Sobre todo a tí mamá. Te mando un saludo desde cualquier burdel, o escenario, o set, o cementerio, o casa, o sea donde sea que estés.

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